de Gioconda Belli
La madre
se ha cambiado de ropa.
La falda se ha convertido en pantalón,
los zapatos en botas,
la cartera en mochila.
No canta canciones de cuna,
canta canciones de protesta.
Va despeinada y llorando
un amor que la envuelve y sobrecoge.
No quiere ya sólo a sus hijos,
ni se da sólo a sus hijos.
Lleva prendidas en los pechos
miles de bocas hambrientas.
Es la madre de niños rotosde muchachitos que juegan trompo en aceras polvosas.
Se ha parido ella mismasintiéndose -a ratos -
incapaz de soportar tanto amor sobre los hombros,
pensando en el fruto de su carne
-lejano y solo-
llamándola en la noche sin respuesta,
mientras ella responde a otros gritos,
a muchos gritos, pero siempre pensando en el grito solo de su carne
que es un grito más en ese griterío de pueblo que
la llama y le arranca hasta sus propios hijos
de los brazos. (El ojo de la mujer)
No hay comentarios:
Publicar un comentario